martes, 3 de diciembre de 2013

Viajando a pedales: París

Una de las cosas que en Biciorama más nos gusta cuando salimos a dar pedales es que las rutas se pueden considerar pequeños viajes en los que descubrir nuevos caminos, nuevos paisajes, nuevos pueblos... Y por la misma razón también nos gustan los viajes más convencionales, incluso a las junglas de asfalto más conocidas:

El trocadero y la "city" de París desde la torre Eiffel.
Para moverse por el París turístico y conocer todos sus míticos monumentos una de las formas que nos ofrecen es el uso de bicis de alquiler, distribuidas por toda la ciudad en puestos automatizados dónde tanto los locales como los visitantes podemos en cualquier momento coger una y devolverla en cualquier otro punto de la ciudad.

Uno de los cientos de puntos de alquiler de bicis de la ciudad.
Desde que me comentaron esta posibilidad tenía claro que sería mi forma preferida para moverme por la ciudad y conocer los tan conocidos monumentos que la caracterizan:


Empezamos por lo más mítico: la torre Eiffel. No hay mucho que decir, recomendable llegar desde el Trocadero, y como si de un puerto se tratara, subir por las escaleras y así observar la maraña de acero que la sujeta.


Los ingenieros tenemos debilidad por estas bonitas estructuras :D


La subida no se me hizo muy larga, y al subir por las escaleras me ahorré la cola que había para el ascensor. Parada en la planta 2 y una vueltita a ver las vistas:


A la cima sólo se sube en ascensor, así que no es tan duro. Desde arriba del todo se aprecia la interminable extensión de la ciudad:


Y esto es así en todas las direcciones!!


Me llamó la atención cómo al ser París una ciudad tan grande desde hace cientos de años la zona de oficinas y rascacielos está muy lejos del centro. No me recomendaron visitar nada allí así que no me acerqué más que con el zoom ;)


La torre en las fotos parece de juguete, no da la impresión de tener más de 300 m de altura!


Dejando atrás la famosa torre, lo que realmente destaca de París son sus interminables calles llenas de edificios señoriales, palacios, iglesias y museos, no hace falta mirar el mapa para ir encontrándolos...

Les Invalides.

Grand Palais des Beaux-Arts.

Palacio de la Ópera.

En cuanto a iglesias me gustó mucho la de la magdalena por su estilo tipo templo griego.


Una foto conmigo para apreciar el tamaño de las columnas:


Aunque la iglesia más conocida de París es la Catedral de Notre Dame, y tuve la suerte de poder visitarla en un día soleado que hacía que entrase una bonita luz por las múltiples vidrieras:


Muy vistoso el cuerpo principal y de gran altura, perfecto para admirar con este sol de invierno:



Detalle de la vidriera de la parte posterior entre los tubos del órgano:


Hay muchas vidrieras, las de la parte baja se pueden ver de cerca para admirar los mil detalles:


Para terminar con las iglesias, entre otras muchas que te sorprenden sin ser muy conocidas, no puede faltar la basílica del Sacré-Coeur, en la también bonita zona de Montmatre. Esta tiene también un estilo poco convencional debido a que fue construida entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX.


Conviene ir a verla de día para admirar las vistas ya que está situada en un alto, pero no siempre se puede tener la suerte de encontrar todo en su mejor momento. Lo que si hice en Montmatre aconsejado por mis anfitriones en París fue probar las famosas Fondue de queso, ¡menudo un atracón!

Mmmmmmm....

Con estas comilonas coges fuerza para volver a recorrerte París en sus flamantes bicis, y así por ejemplo te puedes acercar al Arco del Triunfo, dónde un amable japonés me hizo esta foto:


Desde aquí nada más mítico para un ciclista que bajar por los campos elíseos, aunque el intenso tráfico hace que no quede tan estético como en el tour:


Los "Champs Élysées" acaban en una enorme y saturada de tráfico plaza de la concordia, en cuyo centro destaca el obelisco, uno de los dos monolitos de granito rosa que adornaban la entrada a los templos de Luxor en Egipto y que fue regalado a los franceses en el año 1.830.


Y de un monolito a otro, en la plaza Vendôme encontramos la llamada columna Vendôme que imita a la columna trajana de Roma, con un característico relieve que asciende en espiral.


Mientras vas de un sitio a otro es habitual cruzar el río Sena por sus innumerables puentes y también pasear por su orilla, lo que deja buenas vistas a los edificios parisinos y a zonas como la isla de la "cité".





No puede faltar en un viaje por París la visita al museo de Louvre, aunque es tan grande que para verlo bien puedes pasarte varios días allí dentro!


Para acabar mi visita dejé las bonitas y luminosas calles para meterme en los oscuros y húmedos corredores de las conocidas como "Catacumbas":


Los que no las conozcáis y os preguntéis si eso que se ven son huesos, si, lo son. Humanos claro, y hay millones de personas allí enterradas, sin más identificación que algunas placas dónde se indica el cementerio de procedencia de los huesos de cada zona.


La historia de cómo llegaron ahí empieza con la creación de minas de piedra caliza para la construcción de la ciudad desde la época de los romanos. Tras ser abandonadas en la edad media y con el crecimiento de la ciudad empezaron a dar problemas de hundimientos del terreno, lo que llevó a crear una inspección encargada de estabilizar y apuntalar todos los túneles y cuevas.

Arcos creados para apuntalas las minas.
En esta época de trabajo en las minas hubo un cantero que dedicó su tiempo libre en esculpir una réplica del la fortaleza del puerto de Mahón, en la que había estado recluido tiempo atrás y que había quedado así de bien grabada en su memoria.


Con el tiempo la ciudad creció tanto que todos los cementerios se llenaron por completo y empezaban a tener problemas graves, por lo que a finales del siglo XVIII se les ocurrió trasladar los restos a estos antiguos túneles. La iglesia los bendijo y así se convirtieron en un nuevo modelo de cementerio subterráneo dónde además tuvieron el cuidado de poner los huesos ordenados rellenando parte de esas antiguas minas.


Cómo podéis imaginar, este lugar desde muy pronto dio lugar a todo tipo de leyendas, especulaciones, misterios y resultó un foco de atracción para artístas y curiosos que celebraban allí encuentros y fueron dejando mensajes por las paredes, sobre todo para recordarnos que antes o después todos acabaremos igual...

Ser o no ser, he aquí la cuestión. ¿Que es más elevado para el espíritu, sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna o tomar armas contra el piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? Morir..., dormir; no más...

6 comentarios:

  1. Excelente manera de visitar ciudades.
    Pudimos comprobarlo en Berlin y resulta un gran ahorro de tiempo, aparte de una forma muy interesante de estar "a pie de calle".
    Ya conocía las catacumbas de un repor de NG y parece muy interesante.
    Saludos

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    1. La verdad es que con la bici se me hizo muy cómodo moverme, y además hacía que no acabase con los pies tan cansados tras las horas de turisteo, está muy bien pensado, para otras ciudades probaré lo mismo! Y ya sabes, apunta París para visitar, aunque mejor si vais fuera de temporada que en verano y fechas clave debe ser una locura. Un saludo y gracias por comentar!

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  2. Como dijo Enrique de Navarra (rey francés), París bien vale una (o varias) visita je,je(realmente lo que dijo fue una misa...). Hemos estado varias veces y siempre encontramos cosas interesantes para ver y descubrir .Nos gustó mucho el museo de Orsay (hay un pase con descuentos en museos y transportes que merece la pena).
    Muy buenas fotos y gracias por compartir esta entrada que me hace recordar buenos momentos.
    Saludos.

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    1. Me alegra de que te haya traído buenos recuerdos, me apunto tu consejo para próximas visitas, que me quedaron varios cosas pendientes! Nos vemos.

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  3. Muy buenas panorámicas y curiosas las catacumbas.Me ha gustado verlo.Gracias por enseñarlo.
    Un saludo.

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    1. Me alegro de que os gusten, estas grandes ciudades siempre tienen cosas para sorprender, como las grandes montañas ;) Un saludo.

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