Reflejo. Foto de Óscar. |
Llegando a las ruinas de Ibirque, dónde sobresale la silueta de la iglesia. Foto de Óscar. |
Subimos poco a poco y al llegar al puerto... hay que seguir subiendo, ahora por una pista, el único acceso para vehículos a Ibirque.
Al llegar cerca del pueblo las nieblas ya se han despejado y el día está perfecto para la bici. La silueta de Ibirque se ve de lejos, llegando al pueblo por senda y praderas.
Parada obligatoria en la solana de la iglesia, que aguanta medio en pie. El lugar me recuerda a los pueblos abandonados del camero viejo, la sensación de soledad y paz es la misma, dan ganas de quedarse allí mucho tiempo...
Meditando en Ibirque. Foto de Óscar. |
La lucha está servida, vamos bajando peleando cada paso, con varios que se nos resisten por su muy alta dificultad, mientras nos vamos metiendo en un barranco muy bonito.
En la zona junto al barranco algunos pasos son realmente imposibles, pero también hay tramos sencillos y un par de losas gigantes muy típicas de esta zona.
La senda es larga, y la dificultad es bastante mantenida hasta llegar a un barranco y superar una subida corta, llegando a una zona de praderas con vista al tozal de guara.
La dificultad aquí baja, permitiendo coger velocidad en una sucesión de losas, escalones fáciles y algunos giros que disfrutamos como si fueran sencillos.
Esta es la parte fácil. Foto de Óscar. |
La bajada ha sido tremenda, muy completa y de dificultad muy alta, llevándonos más de una intensa hora, por lo que ahora toca descansar algo y reponer fuerzas. Comemos lo que llevamos y con algo de pereza, cogemos la carretera que nos volverá a subir a Cuello Bail, pero por la vertiente contraria.
Buenas vistas al Tozal y al valle de Nocito. |
Se nota que el día es ya bastante corto, las luces son de tarde aunque no lo sea demasiado...
Continuamos la pista hacia Ibirque, y cuando ya lo vemos entre los árboles, nos desviamos por un GR en dirección opuesta al pueblo, es decir, en dirección a Gésera.
La senda nos obligará a empujar unos minutos la bici hasta un collado, desde dónde nos espera una larga bajada hasta nuestro punto de partida.
Esta bajada es bastante rápida, con pocos pasos muy complicados y con algo de piedra suelta, permitiendo coger ritmo, aunque sin descanso.
De nuevo aparecen las típicas grandes losas de guara...
Y la cresta formada por esta losa nos sirve para un bonito contraluz, perfecto final para este gran ocho.
Fin de fiesta. Foto de Óscar. |
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