domingo, 8 de abril de 2012

Penitencia por los bosques de Segovia

Este jueves santo amanezco en Segovia, y por lo tanto allí me tocará hacer la obligada penitencia de Semana Santa. Para que sea una buena y sufrida penitencia, me junto con un grupo variado de bikers que pretenden realizar una ruta de 80 km y 3000 m de desnivel por la sierra de guadarrama... ¡dónde me he metido!



Cuando llego al punto de partida y conozco a mis compañeros de hoy, ya voy viendo que abundan las bicis ligeras y rodadoras: rigidas de carbono, 29s... y van contando que están preparando el soplao, la eusko bike challenge, y otras maratones similares... hoy va a ser un día duro.

Salimos de Segovia dirección la granja, con un día frío y que amenaza lluvia. Todo el terreno está mojado ya que venimos de una noche pasada por agua.


El grupo está formado por  vallisoletanos, segovianos y otros bikers de la zona, convocados a través del foromtb. Yo fui "engañado" por Miguel, el compañero segoviano con el que rodé en mi anterior visita, con la clara intención de escaparme cuando ya esté servido, no estoy para 3000 m de desnivel...

Subimos por La Granja, cogiendo una pista asfaltada pero estrecha y bonita, la cual va ganando altura por un pinar de grandes ejemplares.


Empiezo aguantando el ritmo, pero poco a poco me voy quedando atrás, viendo como se escapan y comenzando pronto mi penitencia, hoy voy a sufrir...


La pista parece no tener fin, aunque el entorno es muy bonito y me voy distrayendo con el pinar y sus arrollos de montaña que bajan cargados por las lluvias de estos días.


Ahora todo parece mejor, hasta el tiempo nos da un respiro y nos deja ver el sol, un espejismo que duraría unos pocos minutos:


Nos reagrupamos en un cruce, lo que significa que los de alante nos esperan un buen rato a mi y a otro compañero que va a mi ritmo, ¡¡menos mal que yo no era el único!! Y tras la reagrupación, dejamos el asfalto por una pista también buena.


No se donde estoy, aunque llevo el GPS, pero me dejo ir con los compañeros... llegamos a un tramo de bajada, y existe la alternativa de ir por senda o por pista. Por supuesto yo voy por la senda, que aunque empieza un poco sosa (como se ve en la foto) acabó con un tramo muy divertido (del que no tengo fotos porque bajé siguiendo rueda y disfrutándo de mi pequeño momento de diversión)


Lo bueno se acaba rápido, y volvemos a la penitencia. Cogemos una pista también asfaltada que nos va a subir hasta la fuente de la reina, y de allí a la fuenfría. Aquí es donde más sufro viendo cómo el grupo de cabeza se aleja y nos quedamos dos rezagados, sufriendo la pendiente ya con las piernas muy tocadas por ir toda la ruta forzando...


En la fuente de la reina nos espera el grupo, que debe llevar allí mucho tiempo porque ha sido una subida larga, y sin tiempo de parada para los rezagados, continuamos hasta el puerto de la fuenfría, ya por la pista que hice en mi anterior ruta segoviana. Al menos el territorio conocido ya me hace saber lo que me queda y poder regularme mejor, poniendo un ritmo adecuado a los kilómetros que nos quedan de subida. Y así llegamos al puerto los dos más sufridores, apareciendo entre la niebla a la explanada donde nos esperan el resto del grupo.

Foto de Miguel.

Ya en la fuenfría llega mi salvación, uno de los compañeros segovianos se da la vuelta, y yo me doy por satisfecho y me apunto a la retirada. El día ha vuelto a ponerse muy negro y se escapa aguanieve, así que nos abrigamos y nos despedimos del pelotón, deseándoles suerte para lo que les queda, y bajando nosotros a Valsaín por pistas buenas. En valsaín, un poco de alegría para el cuerpo, cogemos las sendas que van paralelas al eresma y al embalse del pontón, con tramos muy bonitos entre los robles y el río.


El ritmo aquí es relajado, la penitencia ha acabado hoy y sólo queda disfrutar de la vuelta, permitiéndome hacer más fotos en este tramo.



Y así acabamos regresando a Segovia tras una buena kilómetrada en un día que aunque las predicciones nos querían amargar, al final nos dejó pasar una buena mañana de bici, con la que me despido de Segovia con buen sabor de boca.


Un saludo a todos mis compañeros de este día, un placer hacer penitencia juntos; y gracias especialmente a Miguel por apadrinarme en Segovia y enseñarme su sierra. Ya no se cuando volveré por allí, pero espero que volvamos a coincidir algún día dándo pedales en Segovia, aquí en La Rioja o dónde sea. Nos vemos.

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